El lenguaje de las flores es un libro de la escritora Vanessa Diffenbaugh, que tenía pendiente desde hace varios años, que por fin me animé a leer y que me gustó mucho.
Esta novela refleja muy bien durante toda la historia un aspecto fundamental en la manera en la que crecemos las personas y que forja de manera muy profunda quiénes seremos en el futuro.
Ese aspecto fundamental, en realidad, se trata de un conjunto de factores que podría resumir en la importancia que tiene el entorno en el que nos criamos. Puede resultar una obviedad, pero es algo que parece tan obvio que muchos de nosotros lo dejamos pasar.
Nuestra protagonista creció dando bandazos entre diferentes casas de acogida y pisos tutelados, un entorno que marcó y forjó poco a poco y profundamente su personalidad.
Durante toda la novela se narran distintos episodios de su infancia que dan sentido a dicha personalidad, y cómo estos episodios siguen tan presentes en su día a día y en su manera de relacionarse con las personas.


El título deja muy claro cuál es el hilo conductor de toda la historia: el lenguaje de las flores. Uno de los métodos de comunicación que se utilizaban en la época victoriana y que, a mi juicio, es algo muy pero que muy interesante.